domingo, 7 de julio de 2013

El problema no es el trabajo...

... el problema es que es una esclavitud. Así lo cantaría Arjona.

Hay gente que no comprende mi negativa a trabajar de otra cosa que no sea artista.

Las veces que me embarqué en proyectos no artísticos, además de haber sido más por darles el gusto a los demás que porque me gustara a mí, terminé dejando mis aspiraciones de lado. Lo veo también en gente que sí trabaja de otra cosa y terminó abandonando su verdadera vocación, sea porque el trabajo no les da tiempo o porque terminaron conformándose con lo que tenían, siguiendo el viejo y conocido "si así estoy bien". O bien, porque no tuvieron agallas para buscar la oportunidad de hacer lo que realmente aman.

Lo peor de todo es que quienes sí las tuvimos, tenemos que bancarnos a toda esa gente frustrada viniendo a decirnos que cantamos mal o que no tenemos talento... cuando mucha otra gente piensa todo lo contrario, y tan piensa lo contrario que viene a vernos no una sino muchas veces, nos llama para cantar en eventos, nos hace notas en la radio, etc.

Yo sé que estoy por cumplir 30 años y que la familia no es eterna... pero no quiero terminar como uno de mis mejores amigos, que habiendo pasado las cinco décadas, siente que nunca hizo nada que realmente lo llenara. Tampoco como los tantos conocidos que tengo, que quisieron en algún momento ser cantantes e incluso dicen ser tales, incluso fueron a concursos (aunque no a los reallities que salieron por la tele) pero hoy hacen un show cada 20 muertes de obispo. 

Yo no soy de esas personas "multitask" que pueden hacer 50 cosas a la vez. Por ejemplo, yo nunca serví para estudiar y trabajar al mismo tiempo. Puede que tenga que ver el hecho de que nunca aprendí a estudiar como se debe, o sea razonando, y siempre lo hice de memoria, whatever. Pero lo que sí sé, es que prefiero hacer una sola cosa bien que dos mal. Y hay que ser realistas, el que quiere ser artista debe estar disponible 100%. Los trabajos "de otra cosa" son esclavos, o sea tenés que atarte a un horario fijo que te quita tiempo y con ello oportunidades de buscar lo que realmente querés hacer. Te quita también energías, con lo que, en el supuesto de que tengas tiempo, ya no tenés ganas. Y así es como se termina abandonando todo aquello con lo que uno soñó alguna vez, y muchas veces en una pregunta: "¿Qué hubiera pasado si... ?"

En síntesis, mientras la necesidad no obligue, no voy a trabajar de otra cosa. Ser independiente es muy lindo, pero si para eso tengo que pagar un precio tan alto como lo es renunciar a mi vocación y a todo por lo que luché durante todos estos años, prefiero esperar a poder vivir de lo que realmente amo hacer, aunque por eso me termine yendo de la casa de mi familia a los 40. ¿De qué me serviría la independencia ahora, si no voy a ser feliz?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios serán moderados. Así que si pensás dejar un comentario con insultos o faltas de respeto, no pierdas el tiempo.